Traspasando la tragedia lírica, de la que provienen sus principios, la
ópera-ballet, es un puro divertimento. Puede componerse de un prólogo
(facultativo) y de varios actos (o entrées) en los que las intrigas,
generalmente simplificadas, y los sentimientos amorosos son independientes los
unos de los otros, pero unidos por un tema común. Un lugar preponderante lo
ocupan los intermedios danzados cuyo pretexto se ve reforzado por la acción.
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